EL ORIGEN DE LA SIDRA
Su nombre viene del griego sikera que pasado al latín se nombra “sicera” lo que significa bebida embriagadora, calificativo atribuido también a la palabra francesa “cidre” y la inglesa “cider”.
La mayoría de los historiadores coinciden en que la sidra se originó en los años anteriores a Cristo. Parece ser que a las civilizaciones de Egipto y Bizancio y más tarde a las griegas.
Los romanos que consumían vino, se dieron cuenta de la sidra al conocerla en las tierras que conquistaron; ellos sin embargo la llegaron a emplear con fines curativos.
Otros investigadores creen que el origen de la sidra está en una bebida que los celtas extraían de las manzanas. Según estos autores, fue dicha civilización quien dio a conocer esta bebida por toda Europa.
Para el año 1629 los manzanos estaban completamente implantados en las colonias de Virginia y Massachusetts. Las manzanas que estos árboles daban no eran dulces ni licuosas y por esa razón fueron destinadas a la elaboración de sidra.
Una serie de investigaciones han probado que la sidra muestra altos niveles de antioxidantes, tan solo una copa de esta espumosa bebida contiene la misma cantidad de oxidantes que una copa de vino tinto con la diferencia de menos alcohol.
Si a esto le sumamos los principios activos, minerales, vitaminas, su contenido en fósforo, calcio y potasio de la manzana que ayudan a mantener en niveles óptimos la presión sanguínea, la sidra se considera una mejor opción a los licores, u otras bebidas de alta graduación.
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